Vamos a retomar una sección que tenia un poco atrasada como es la de la gente del Santo. Esa gente que por su devoción y admiración a nuestro patrón la destaca un poco por encima de todos los demás Triguereños/as.
Hoy me voy a ocupar con especial interés de Miguel Muñiz Pancho, que en mi casa le decimos Miguel "el nuestro" con un cariño enorme (en la foto el segundo por la izquierda).
Miguel es de esas personas para las que San Antonio Abad es mucho mas que el Patrón de su pueblo. Es un sentimiento, una forma de vida... una pasión.
Los primeros recuerdos que tengo del Santo al pasar por mi casa siendo bastante pequeño, es de levantarme mis padres de la cama a las cuatro o las cinco de la mañana antes de que llegará el Santo a mi casa y lo primero que veía era a Miguel sentado ya tomándose el caldito de puchero. Miguel ha sido de los habituales e imprescindibles en mi casa durante años y años, por eso le decimos "el nuestro".
Luego con el tiempo, cuando empezaba a irme el sábado a la puerta de la ermita bien temprano para coger sitio, Miguel ya estaba allí. Recuerdo verlo siempre a la izquierda de la puerta todo el santo día. Me encantaba echar los ratillos allí con el "picandolo" con su Barça de sus amores. Miguel no se movía de allí hasta que el santo salia, y luego al recogerse en la iglesia siempre me buscaba para ver si yo lo había cogido. Cuando le decía que si, su cara le cambiaba y parecía como si el mismo lo sacase... la verdad es que le echo mucho de menos.
Era increíble ver como Miguel, incluso con su discapacidad, aguantaba horas y horas de las frías noches de enero detrás de San Antonio Abad. Desde que ingreso en un centro especial para gente con sus limitaciones, Miguel ha vuelto en varias veces para ver a su patrón, a su San Antonio Abad de su alma, pero ya hace varios años en que el cuerpo no le aguanta tanto tirón. Todavía hoy en día, al abrir la casa de mis padres de madrugada, esperamos a que toque en la puerta y lo veamos entrar. Era uno mas de mi casa en esa noche.
Me imagino lo que tiene que sufrir Miguel de hoy en día sabiendo que llega a finales de enero y no puede estar en la puerta el sábado para ver salir a su santo bendito, como el le decía.
Espero volverlo a ver pronto. Si alguna vez puedes leer esto Miguel, que sepas que te seguimos esperando en la calle Huelva de madrugada, y que siempre tendremos tu copita de puchero preparada. Por cierto, aunque me duela decírtelo... me encanta tu Barça.
Un abrazo Miguel.
2 comentarios:
Hola Marín que bonito relato
que hermosos recuerdos tienes
de ese personsje,y del Santo
del pueblo,eres muy gentil en compartir tus bellos recuerdos
eso habla muy bien de tu alma.
Un abrazo que estes muy bien.
Muchas gracias Gladys. La verdad es que Miguel es una persona muy entrañable y se le echa de menos.
El patrón de mi pueblo tiene unas comnotaciones especiales en sus fiestas. Me alegra que te guste. Si tuvieses la oportunidad algun dia de verla en directo te darias cuenta de lo que te cuento.
Un saludo y gracias por tu visita.
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